miércoles, 6 de abril de 2011

Just a dream.

Le conoces. Dos besos. Le oyes hablar, para ti es como si estuvieran tocando dos violines. Sonríe, tu corazón da un vuelco, pocas veces has visto una sonrisa así. Vas tratando con él. Vas descubriendo sus gustos, aficiones. Espera, creo que cada vez te gusta más.
Le ves un día por sorpresa, buscas un espejo. Quieres estar guapa para él. Se está acercando, tu corazón está acelerando. Mierda, te ha vuelto a sonreír. Te das cuenta, estás a sus pies.
Que suerte, él siente lo mismo. Sois felices, nadie os quita eso. Pronto llegan los besos robados en la penumbra de un portal. Los mensajes al móvil antes de irse a dormir. Te encanta ir cogida de la mano con él.
Te pasas el día pensando en cuando le vas a ver, pronto pasáis a un nuevo nivel. Sustituis las vueltas por la calle, por tardes en la cama. Sientes que no puede haber nada mejor. Ese es el mejor sentimiento.
Canciones que suenan en el momento perfecto, letras que cuentan tu historia. En ese momento todo encaja y parece tener un sentido en tu vida. ¿Puedes acaso estar más feliz?
Quieres que dure para siempre, pero el invierno siempre llega. Las hojas de los árboles se caen, el moreno se pierde, el pelo vuelve a oscurecerse. Pronto empiezan las discursiones. Dices cosas, te arrepientes.
Estás pensando sobre él, piensas sobre ti, de verdad sigue existiendo un nosotros?
Te quiero. Sí, pero, ¿y que? Ambos sabéis que eso ya no sirve de nada. En este momento solo deseas desaparecer, borrar cada caricia de tu piel. Están grabadas con fuego, todo consecuencia de lo que ahora ves como un juego.
¿Duele verdad? Da miedo volver a sentir eso. Es como pasar de la cima de una montaña al subsuelo. De rozar el cielo con la yema de los dedos a terminar en el mismísimo infierno. Pero, ¿te sabes el dicho no? No sabemos lo que es estar en lo alto de la montaña hasta que no estamos en lo profundo del valle.
En fin, pasa el tiempo. Y llega un día en el que dices, por fin, le he olvidado. Te autoconvences de que lo has hecho. Y entonces llega, cuando menos te lo esperas. Lo ves por la calle, está sonriendo, con esa sonrisa tan radiante como siempre. Crees que está feliz. Te para, te pregunta como te va. Mierda, siempre ese nudo en la garganta, se te humedecen los ojos y se te agudiza la voz. ¿De verdad crees que le has olvidado?
En ese momento, desearías que todo fuera un sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario