domingo, 26 de febrero de 2012

Común.



Ella era hermosa, o eso le decían ( claro, ella no se lo creía). La sonrisa siempre se le tatuaba con delicioso ímpetu en los labios rojos; sus mejillas siempre adornadas por los involuntarios sonrojos. El cuerpo de niña (en el cual se ocultaba una niña mucho más pequeña) se mecía con involuntaria naturalidad cuando caminaba (no le gustaba correr). No sobresalía en nada, no sobrepasaba a nadie grande; no solía enfrentarse a gigantes. Prefería burlarse de ellos, la verdad. Su cabello era real, le gustaba ( en especial esos reflejos rubios al sol). Y sus ojos españoles brillaban como cualquier otros, enmarcados en sus largas y preciosas pestañas oscuras ( inusuales, como ella misma).
Tan común y tan extraña. Escondía cuentos de cristal bajo su camisa, y le gustaba romperlos cuando el final la hacía llorar. E inventaba otros para seguir escapando de la realidad tan monótona que la acunaba con burla. La mayoría, la gente «normal», dice que está «loca» ( Sí, loca. ¿Loca? Maldición, sí, loca), pero a ella no le importa. O no lo sabe. Claro, un loco no sabe que está loco, ¿verdad?

martes, 7 de febrero de 2012

No pasa el tiempo.

He buscado alrededor de todo el mundo, pero no he encontrado a nadie como tú. Y es una mierda, porque sin ti es difícil sobrevivir. Vivo entre tacones altos y besos que no siento. Esperando a encontrar algo que me haga sentir tal vez un poco más viva. Y si te das cuenta exagero todas las palabras que puedo, pero tú sigues sin notarlo. Me aferro a las pocas cosas sobre ti que tengo, a los recuerdos que no se han ido extinguiendo. Pero ya ves que no me doy por vencida. 


Hoy es el segundo día de la segunda semana del segundo mes del segundo año de la segunda década del segundo milenio.
Y sin embargo cuando pienso en ti sigue siendo como el primer día de todos.