martes, 7 de junio de 2011

Si alguna vez has querido a alguien, levanta tus manos.



If you ever love somebody put your hands up.
Te despiertas por la mañana, miras el móvil. Es lo que siempre haces primero. No hay ningún mensaje. Acachas la cabeza, una lágrima se asoma. Te limpias la cara con las manos, estás harta de llorar. 
Esta vez no. Has decidido parar. Va a ser un nuevo día, una nueva vida.
Te diriges al baño, poco a poco te quitas la camiseta vieja que usas para dormir. Te recuerdas a ti misma tirarla más tarde, no quieres nada que sea de él. Te metes en la ducha, agua, champú, gel. Agua, mascarilla. Agua, acondicionador. Agua. Sales, estás relajada. El agua caliente ha despertado tus músculos.  
Sales, te vistes. Tiras lo que habías dicho. Te preparas la mochila, sigues siendo descuidada, por no preparártela por la noche. Desayunas, una manzana, como siempre. Vas al instituto. 
Un continúo de horas mirando por la ventana, recordando su risa. Te llaman la atención, te disculpas. ¿De verdad tiene que seguir siendo así? Donde ha quedado lo de: Va a ser una nueva vida. Supongo que en el olvido, igual que todo lo que un día tú fuiste para él.
Llegas a casa, tienes la comida hecha. Das gracias por llegar ese día a las 3, ya que así no tienes a nadie comiendo contigo, jodiéndote la soledad a la que te has ido acomodando. Terminas, te lavas los dientes. Te tiras al sofá, siempre lo mismo en la tele. Dejas el canal que te va más a mano, una pareja de enamorados. Que ascazo, decides cambiar. Hace tiempo que dejaron de gustarte esas cosas. Al poco te duermes, otra tarde más desaprovechada. 
Por la noche abres el ordenador, tuenti, tu msn, contraseña. Esperas esos segundos en los que inevitablemente piensas si tendrás un privado de él. Nada, lo de siempre. Alguna petición de amistad, dos comentarios. Invitaciones a eventos y páginas, juegos y algún comentario en foto. Te das cuenta de la notable subida de visitas, ¿habrá sido él? 
Cenas, ves la tele, te pones el pijama. Bueno, al menos hoy has dado un paso, la camiseta ya no está. Es un peso menos de encima. Te tumbas en la cama, el móvil con los auriculares. Todas las canciones, van pasando una a una. Todas ellas te recuerdan a un momento de tu vida, concéntrate. Ahí, en esa. ¿La oyes? Típica canción que suena en el momento menos indicado. Un torbellino de recuerdos. Besos, abrazos. Risas, enfados. Simplemente una persona a la que has querido e inevitablemente, quieres.
Decides irte a dormir, no vale la pena alargar más el día. Esta es tu mierda rutina.
Un día más en el que no haces nada con tu vida.

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