miércoles, 7 de septiembre de 2011

Ruptura.


Ese día de despertó sobresaltada, como si de una pesadilla hubiera salido. Se toco la frente, estaba sudada. Se levantó y se lavó la cara. Que mal, esperaba no volver a soñar lo mismo. Echaba la vista atrás y aún podía sentir la angustia.
Ese día decidió pasar de todo, ¿y si cogía su Ipod, sus deportivas y salía a olvidarse de todo? Y así lo hizo. 
Paso tras paso, canción tras canción, latido tras latido. Gente que pasa a tu alrededor, tráfico loco que llega tarde por la mañana, pájaros que van por ahí.
Y por un momento se paró a pensarlo, ¿qué hacía ahí? ¿Des de cuándo las personas fuertes intentan evadirse de todo? Reduce el ritmo, pasa esa canción que solo le trae malos recuerdos. Mano en el bolsillo, saca dinero, compra agua. Bebe, esperando aliviar un dolor que por mucho que uno quiera, no es físico. Y se da cuenta, de que quizá, solo quizá, no sea tan fuerte como ella piensa.
Y le ve, en el banco, con la que debería ser ella. Y corre, sin más. Intentando escapar de una realidad que por muchas veces que haya visto ya, sigue sin querer aceptar. Y las lágrimas empiezan a caer, y ella empieza a hiper ventilar. Y ahí se da cuenta, sin él, ya no es tan fuerte como lo solía ser antes.

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